La madre de Martha murió de forma repentina tres meses después de que su hija llegara a Estados Unidos. Falleció sola en su casa por un infarto masivo, según le dijo a Martha su novio Alex.
Él se hizo cargo de todos los arreglos funerarios de su suegra en Placetas. «Olga tenía 57 años, no le tocaba morirse», cuenta Alex. «Los fines de semana vengo a la casa a recoger algunas cosas de ella que hemos regalado a amigos y familiares, a abrir las ventanas». Esos días le hace una videollamada a Martha, quien lo guía en el proceso.
Martha y Alex tienen una relación de pareja de casi cuatro años que mantienen después de seis meses de la salida de ella del país. Sin embargo, Alex siente que el dolor por la pérdida de su madre y la distancia que les impide pasar juntos por este duro momento han resentido un poco la relación.
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Aun así ambos se resisten a que muera el amor que los ha hecho tan felices estos años. Por eso conversan a diario, se dedican canciones e incluso se envían a veces «fotos provocativas». «Hago todo lo posible para no aburrirnos el uno del otro», cuenta Alex.
La más reciente ola migratoria que viven los cubanos ha puesto a prueba las relaciones, ya sean familiares, de amigos o de parejas. La dura situación que viven quienes residen en la isla y los cambios que experimentan quienes se fueron no siempre son comprendidos por ambas partes. A algunos les va bien y a otros, no tanto.
Sentencia de separación
Rubén Darío Luis tenía una relación de cuatro años cuando decidió irse a Estados Unidos con sus hermanos. Su pareja no estuvo de acuerdo en separarse. El plan nunca había sido irse del país.
«Pero las cosas cambian muy rápido y vivir en Cuba se volvió insoportable», dice Rubén Darío.
Al principio intentó que la relación con Mónica no se «enfriara», pero ambos comenzaron a distanciarse. Pasaron de llamarse todos los días a escribirse par de veces a la semana. Cada vez mensajes o audios más cortos; casi que por compromiso.
Así estuvieron por tres meses, hasta que Mónica decidió terminar la relación.
«Ha pasado un año desde que me fui. Cerré mis redes sociales en noviembre cuando vi que tenía novio», cuenta Rubén Darío. «Aunque no siento lo mismo, verla rehacer su vida me ha dolido un poco. Supongo que en algún momento también yo haré lo mismo. Tanto aquí como en Cuba hace falta tener a tu lado una pareja».
Sin embargo, no existen estadísticas que aseguren que las relaciones a distancia no funcionan; tampoco lo contrario. La falta de contacto físico, los sentimientos que pueden surgir como celos, miedo e incertidumbre, y el tiempo de separación son algunos de los obstáculos que las parejas identifican como los más difíciles.
No obstante, la distancia puede ayudar a resolver conflictos y crisis, y una sincera y sana comunicación contribuye a que las relaciones a distancia no se conviertan en relaciones tóxicas o de control. «Lo normal en una relación es sentirse libre», asegura el psiquiatra español Luis de Rivera.
Un estudio publicado en la Revista de Terapia Sexual y Conyugal confirma que estar en una relación de pareja a distancia no tiene por qué ser negativo.
Los resultados indicaron que «los individuos en relaciones de noviazgo a larga distancia no están en desventaja, y son las características individuales y de la relación las que predicen su calidad».
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