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Eduardo Badillo es un migrante venezolano que nunca dejó que las circunstancias mermaran sus ganas de hacerse un nombre y buscar un mejor futuro para él y su familia. Oriundo de San Antonio de los Altos, estado Miranda, actualmente tiene dos locales de comida urbana en Estados Unidos. Desde esos espacios ha logrado fusionar los sabores de la cocina libanesa y latina para satisfacer el paladar de la comunidad estadounidense y venezolana, publica El diario.

Su camino hacia el éxito no ha sido recto, sino que estuvo marcado por altibajos que le permitieron hallar la vía para lograr consolidarse en Estados Unidos con una idea de negocio propia.

Su primera experiencia como migrante comenzó en 1992, cuando con 19 años de edad decidió probar suerte en España, todo con el firme propósito de aprender y poder establecerse allá.

Reconoció que si bien no estaba familiarizado con el shawarma o la preparación de comidas, no quiso desaprovechar la oportunidad de aprender, sin pensar que esa experiencia sería la que cambiaría su vida en el futuro.

Retorno a Venezuela

Sin embargo, ocho años después, Badillo decidió retornar a Venezuela y establecerse en la isla de Margarita. 

Estando en San Antonio arrancó con otro emprendimiento llamado Scooby-dogs, ubicado en el Centro Comercial Los Altos.

El genio de la Shawarma y la posibilidad de migrar de nuevo

Badillo comentó que ya en 2010 la competencia aumentó y otras propuestas como Juanchis, Plumrose Deli, American Deli, entraron al negocio y eso impactó en sus ganancias.

Fue ahí cuando decidió dejar a un lado el negocio de los perros calientes y comenzó a hacer shawarmas, algo que —dice— le salía muy bien.

En 2015, dejó los locales a cargo de su hermano y decidió irse a Estados Unidos a iniciar desde cero, pero con la idea de hacer negocios en este país.

De shawardadas a u foodtruck

Estuvo tres años y medio trabajando en la construcción, pero siempre la idea de establecer su primer negocio en EE UU.

“Yo llegué a este país con 42 años y mucha gente se burlaba de mí porque decían que nadie apostaría por shawarmas en esa zona de Estados Unidos. Yo trabajaba en el área operativa del aeropuerto y conocía muchos venezolanos. Comencé a hacer ‘shawarmadas’ con la gente que conocía, incluso gente de San Antonio de los Altos”.

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Eduardo aseguró que en dos años perfeccionó la receta de sus shawarmas al tiempo que continuaba trabajando en la construcción. Luego, cuando ya tenía confianza plena en su producto, comenzó a vender a través del delivery desde su casa.

“Yo solo cobraba el costo del shawarma, nunca cobré el delivery porque lo que yo quería es que la gente me conociera. No me importaba manejar 40 minutos para llevar mi producto y que la gente se llevara la mejor impresión”.

Como un “golpe de suerte” que atribuyó a José Gregorio Hernández, en 2018 un hombre, que ahora es su compadre, le contactó porque se había comido dos de sus shawarmas y quería “hablar con él”.

El hombre le permitió a Badillo que le pagara el costo del trailer que usó como foodtruck en un año sin ninguna inicial, y afortunadamente en tan solo seis meses de trabajo pudo saldar la totalidad de la deuda.

“Me pude ubicar en la entrada de Dr. Phillips en Orlando. Gracias a Dios logré ubicarme food truck punto donde ningún otro camión se pudo ubicar. La urbanización estuvo encantada con la comida y ahí estuve tres años más”.

Luego, inauguró su primer local en la International Drive y de ahí se ha dado a conocer con toda la comunidad latina y americana que habita en esa localidad.

Las ganas de seguir creciendo no terminaron ahí y Eduardo en 2021 se expandió a Miami, específicamente a la zona de Doral donde inauguró La Punta Bar & Grill.

“La Punta Bar & Grill tiene una capacidad para 350 personas. Cuenta con expendio de bebidas alcohólicas y además estamos presentando shows. Recientemente vino la actriz Alba Roversi, se presentó el grupo Carota Ñema y Tajá, Honorio Torrealba Jr con Guille García, Charlie Mata, David Comedia, Elba Escobar, Los Tres Dueños y muchos artistas más”, relató.

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Dice que tiene en su mente presente la idea de continuar su expansión. No obstante, duda que el modelo de franquicia sea lo más correcto de aplicar. 

Mucha Constancia

Para Eduardo, buena parte de los venezolanos que llegan a EE UU se plantean la idea de tener un negocio de comida, pero detalla que no es un camino fácil de transitar.

“El consejo número uno para no fracasar en el intento es la constancia. En este país las cuentas nunca paran. Hay que pagar alquiler, la luz y todos los servicios. Acá la idea es no parar por más que hayan días malos o buenos”.

También, recomienda adaptarse rápidamente a ese nuevo país e ir con la “mente abierta” dispuestos a aceptar los cambios de vida.

“Yo trabajé 19 horas al día en construcción por casi tres años de lunes a sábado. Muchos de mis compañeros que aún permanecen en la construcción vienen a mis locales y se sorprenden, pero todo lo que he logrado en EE UU ha sido por no rendirme y creer en mí”.

Nunca olvidar las raíces

Badillo aseguró que nunca ha olvidado sus raíces y que en los ocho años que lleva en EE UU sigue teniendo muy presente a “su pueblo”, San Antonio de Los Altos.

Explicó que si bien extraña Venezuela, por ahora cree que Estados Unidos tiene las oportunidades necesarias para consolidarse.

“A mí me gusta cómo funciona el país. Me gusta tener las cosas trabajadas. Cuando construyes un buen crédito puedes tener casa y un sin fin de oportunidades. Tengo seis hijos y dos de ellas nacieron acá. Tenemos seguridad y una estructura de vida que por ahora no quiero cambiar”, concluyó.

Con información de Eldiario.com

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Source: Descifrado

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